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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Drama titiritero Histórico Mexicano del autor y de la Morena Hermosa llamada Ysabel Ramírez

“LA FALSA HISTORIA DEL ENCUENTRO DE LOS MUNDOS” O
“EL JUICIO INESPERADO EN EL MICTLÁN” O
“AGUAS CON LA XENOFOBIA, CORTÉZ”

DE: ISABEL RAMÍREZ Y SERGIO PEREGRINA.




Esta obra se estrenó el 15 de octubre de 1993, por el grupo del Taller Libre de Teatro de la Universidad Veracruzana en el Puerto de Veracruz, bajo la dirección de Sergio Peregrina, con el siguiente reparto:


Isabel la Católica Olga Andrade, marionetista y voz.
Hernán Cortés Olga Andrade, marionetista y Sergio Peregrina, voz.
Diablo Martha Basurto, marionetista y Carlos Castro, voz.
Malinche Martha Basurto, marionetista y voz.
Moctezuma Carlos Castro, marionetista y Sergio Peregrina, voz.
Cristóbal Colón Carlos Castro, marionetista y Sergio Peregrina, voz.
Rey Tlaxcalteca Raúl Espinoza, marionetista y voz.
El negro Estebanico Raúl Espinoza, marionetista y Carlos Castro, voz.
Mictlancíhuatl Ysabel Ramírez, marionetista y voz.
Xóchitl Odette Olga Andrade, voz.


Diseño de Escenografía Rossana Beverido.


Diseño y Realización de Títeres,
Vestuario, Utilería, Teatrino, Efectos
Especiales, Iluminación y Musicalización Arminda Vázquez, Ysabel Ramírez y Sergio Peregrina.



Esta obra fue pensada para representarse con títeres javaneses de 1m. de estatura y así se hizo; en un foro de cuatro metros por dos de alto la boca escena. Pero también puede ser representada por actores. La acción se desarrolla en el Mictlán el lugar de los muertos Aztecas.

ACTO 1

ESCENA 1.
MOCTEZUMA: ¡Aaaaaaayyy, mis hijos! ¡Aaayy! Yo soy Moctezuma el Xocoyotzin (tiembla de miedo). Me duelen algunas pedradas que me dieron y una rajadita aquí atrás ¡Ayayayay! (nos muestra sendo cuchillo enterrado en su espalda). Recibí un fax de Mictlancíhuatl, dice que por fin después de quinientos y un años, habrá un juicio imparcial para todos los principales que participamos en el famoso encuentro de los mundos. ¡Qué Huitzilopochtli esté conmigo! ¿A ver cómo me va? Hasta la fecha de cobarde no me bajan, ingratos. ¡Aquí estoy Micla! (Pausa) ¿Dónde andará esa diosa flaca? (Risa en off de Mictlancíhuatl, Moctezuma sale corriendo y gritando) ¡Aaaayy nanita!

ESCENA 2.
DIABLO: (Entra volando, planea, da varias vueltas sobre el escenario y aterriza cerca de la entrada de la cueva del Mictlán) ¡Páchele la reina! ¡Páchele el señor Colón! Aquí es el lugar del juicio verdadero que nuestro jefe ha preparado para ustedes y otros más. ¡Ja, ja, ja, ja, ja! Estamos en el Mictlán, la zona de los muertos Azteca. Aquí habrán de recibir su sentencia (Carcajada del diablo).
ISABEL: ¿Qué dice? Pero si yo soy católica, no salvaje.
COLÓN: ¿Por qué se nos interrumpe nuestro recreo? Nosotros ya fuimos juzgados (Cariñoso) ¿Verdad, gordita chula?
ISABEL: Sí, mi cachorrito.
DIABLO: Pues sí, pero… ¡Pero no!
COLÓN: ¿Pero qué, con un demonio?
DIABLO: Todo ha cambiado, sobre todo las relaciones internacionales entre los muertos. Pidieron su extradición y la de otros vándalos más, pues tienen orden de aprehensión después de quinientos y un años de haber llegado a América a hacer su desmadrito.
COLÓN: Pero si yo no conocí a los aztecas esos que tú dices.
ISABEL: Olvídalo Colón, no le hagáis caso. Dios no nos abandonará.
DIABLO: Pues ahí los dejo, ¡Qué les vaya de los mil diablos! (Risa, sale) ¡Qué se los cargue la chingada!
COLÓN: ¡Qué chistosito! Caí en la trampa.
Colón e Isabel observan el lugar.
ISABEL: ¿Y ahora qué hacemos? (Pausa) ¡Qué lugar tan loco! ¡Y tan raro! Aprovechemos lo oscurote ¡Bésame, papá!
COLÓN: ¡Oh, jolínes! Olvidé mi botella de manzanilla y necesito chupar urgentemente.
ISABEL: Aquí estoy yo Colón, chúpame a mi, ¿Qué más queréis?
COLÓN: ¡Mamá mía! ¡Véngase mi reina! (La abraza y comienzan a besarse y a acariciarse)
XÓCHITL ODETTE: (Siempre en off) Lis habla Xóchitl Odette, sicritaria deste juzgado, favor de tomar asiento sus mercedes.
ISABEL Y COLÓN: (Separándose) ¡Aaaayy mamacita! ¡Qué susto!
ISABEL: Siento que nos observan (Busca a su alrededor)
COLÓN: Mira Chabelita, mejor presta la botella esa de mosquito de Toluca (Bebe y se saborea) ¡Ah, qué licor tan sabroso traes! Ahora bebe tú mi nenorra (Ella bebe y se saborea, Colón busca y descubre una salida) ¡Hey, mira, vayámonos por acá Isabel! (Voces en off de Colón e Isabel) Ahora sí, por fin solos.
ISABEL: Súbete aquí mi pollo frito con papas.
COLÓN: Vente, pollita en barbiquiú. ¡Muá, muá, muá…! (Ruido de perros revolcándose)

ESCENA 3.
Entra Malintzin bailando el “Rock de la Malinche” interpretado por “Botellita de Jerez”. Malintzin lleva un Walkman y sus audífonos.
Canción:
“Pinche Malinche, lo cortés no quita lo Cuauhtémoc,
mira pinche Malinche, lo cortés no quita lo Cuauhtémoc.
¡Ay, ay, ay, ay, ay!
¡Ay, ay, ay, ay, ay!... etc.”
MALINTZIN: (Bajando el volumen a su walkman) ¡Jelou! ¿Misis Mictlancíhuatl, Ai am Malintzin… can yu jir mi?
XÓCHITL ODETTE: (En off, como siempre) Favor de sintonizar su cerebro, está prohibiditzin hablar inglés en este lugaritzin, no mameyitzin.
MALITZIN: Tá bueno, lo qui pasa es qui ahora vivo en Colorado y oigo rocanrrol. Avísele a mi diosa Mictlancíhuatl qui ya llegó la Malinche, la indígena más famosa di este encontronazo di culturas políglotas.
XÓCHITL ODETTE: Favor de esperar su turno y no andar de presumida.
Sale Malintzin bailando el mismo Rock.

ESCENA 4.
Entran Cortés y el Rey Tlaxcalteca de la manita.
TLAXCALTECA: Mi señora, mi gran señora. Por fin llegamos señora Mictlancíhuatl, recibí tu llamado, aquí estoy. No traje a mi perro para guiarme en la cueva pero vengo con Hernán Cortés que es casi lo mesmo.
CORTÉS: ¡Grrr! Chistosito el chaparro éste. (Golpea al rey Tlaxcalteca)
TLAXCALTECA: ¡Órale tú! ¡Estate sosiego hombre!
CORTÉS: ¡Hostias y jolínes! A qué lugar me han enviado. Esto se ve más triste que la noche triste ¡Puta madre! Tan bien que estaba yo en el infierno. No sé para qué demonios me hicieron venir (Pausa) ¿Quién vive? (Pausa) ¡Salgan, hijos de la Malinche! ¡Ya llegó su papá!
TLAXCALTECA: ¡Shhh! Cállate la trompa Cortés. Esto no es una pulquería, es el Mictlán. Aquí tienes cuentas que pagar por aquello de la conquista ¡Ora sí manito! (Gesto de te van a dar por detrás).
CORTÉS: ¿Después de quinientos años? Ya nadie se acuerda.
TLAXCALTECA: Es que la justicia mexicana es lenta. En la PGR hay más de cuatro millones de expedientes rezagados.
CORTÉS: ¡¿Os cae?! ¿Tantos así?
TLAXCALTECA: Pero nos llegó el turno. (Suspirando) Ay, qué bueno que nos tocó juntitos (Abraza a Cortés)
CORTÉS: Hazte para allá socio que te veo muy rarito. (Lo empuja) ¿A qué te dedicas ahora?
TLAXCALTECA: Soy sexo servidor en Puebla.
CORTÉS: Después hablamos ¿Eh? (Pausa) No sé ni cómo llegué aquí, ¿Qué brujería es esta? Ah, pero sea lo que sea, a mí nadie me va a tocar un pelo ¡Joer!
TLAXCALTECA: Cálmate Cortés, ¿A ver qué te dan?
CORTÉS: Ojalá y me den a sus hermanas y a sus hijas, muchas joyas y oro como la primera vez ¡Ja, ja, ja, ja! (Lo abraza) ¡Qué regaladores estaban! ¡Todo me dieron!
TLAXCALTECA: Ahora también te van a dar… pero pa’ tus tunas por Detroit (Le da un piquete por el culo)
CORTÉS: (Brinca) ¡Jolínes! No os mandéis socio que estoy como agüita para chocolate y te puedo agarrar de alfiletero. ¡Ven acá socio! ¡Te voy a madrear! (Corretea al tlaxcalteca cuchillo en mano)
TLAXCALTECA: ¡Aaayy! ¡Espérate manito, no ti’nojes! ¡Era bromita!
CORTÉS: ¡Toma malandrín! (Le da un piquete. Suena el timbre del interfón)
XÓCHITL ODETTE: Favor de calmar sus instintos, tomar asiento y no jumar en la sala.
CORTÉS: ¡Mecachis! Esto parece cárcel. (Pausa) ¿Y se puede beber?
XÓCHITL ODETTE: Si, pero sin comer botanas.
CORTÉS: Menos mal, porque ya es la hora del amigo y yo traigo esta botellita de mezcal de Oaxaca con gusanito rojo (Bebe) ¡Ah, qué cosa tan rica!
TLAXCALTECA: (Saca su jarro) ¡Sácalo a pasear gachupín!
CORTÉS: ¡Salud socio querido! (Bebe) ¡Aaah! (Le sirve al tlaxcalteca)
TLAXCALTECA: Chúpale Venancio, hasta atrás.
LOS DOS: ¡Salud! (Beben) ¡Qué sabroso!
CORTÉS: ¿Qué no hay aquí conejitas de esas encueradas muy buenas que entretienen a los clientes?
TLAXCALTECA: Se me hace que me vas a tener que chupar el dedo. (Ríe)
CORTÉS: Muy chistoso ¿No? ¿Acaso os habéis tragao un payaso? ¡Toma pinche chaparro! (Lo golpea. Ríe)
TLAXCALTECA: (sobándose) Eres ri’pesado.
Sale el Rey Tlaxcalteca seguido por Cortés.

ESCENA 5.
Entra el negro Estebanico.
ESTEBANICO: Vaya lugarcito, este no es el cielo de los negros ¿Quién me dará informes? (grita) ¿Hay alguien aquí? (Pausa) ¡Qué hambre tengo! Lo bueno es que traje mi lonche para negro sano (Saca una bolsa de su saco) galletitas, caviar, vino tinto, queso gruyere… (Se saborea. Suena el timbre del interfón)
XÓCHITL ODETTE: Está prohibiditzin hacer picnic en esta sala de juzgaditzin.
ESTEBANICO: A mí me valitzin. (Come y bebe con calma)
CORTÉS: (Asoma la cabeza y le dice al Tlaxcalteca) Ha llegado un negro bembón y no nos ha visto. (Va hacia el negro) ¡Un negro, que me traigan el látigo! ¡Eh, tú! ¿A ti quién te invitó?
ESTEBANICO: (Sorprendido) ¡Capitán Cortés! Alias el hijo de la chingada.
CORTÉS: ¿Cómo te atreves a hablar así a don Hernando de Cortés, conquistador de la Nueva España y Marqués del Valle de Oaxaca? ¡Negro cambujo, Sombra de hombre, mancha de chapopote!
ESTEBANICO: Oye chico, ¿Qué tú no me recuerdas? Soy Estebanico, el negro santo que llevó la epidemia de viruela a Tenochtitlán. Sin mi tú no hubieras triunfado.
CORTÉS: (Carcajada) Estáis como empachado, oscuro ¡Yo solo conquisté este imperio! Mira mejor trae tu cajón y límpiame las botas que pisé mucha caca de perro en el camino.
ESTEBANICO: ¡Come caca encajoso! Ya no soy tu esclavo. He reencarnado, soy negro libre y vivo en Nueva York, canto música de salsa, guacarrock y blues ¡Soy millonario en dólares pa’ que te lo sepas!
TLAXCALTECA: Pues échate una, a ver si es cierto. A mi me encanta la salsa.
ESTEBANICO: Claro que si. Con todo cariño para este par de culeros. ¡Música maestro! (Canta una pieza guapachosa y movida. Entre los tres hacen una coreografía hasta que los interrumpe el timbre del interfón de Xóchitl Odette)
XÓCHITL ODETTE: Se suplica a todos los invitaditzin que salgan de la sala hasta ser llamaditzin, pues está llegando la señora Mictlancíhuatl. (Salen)

ACTO II.
EL JUICIO.
ESCENA 1.
Ritual de la llegada de Mictlancíhuatl, ceremonia un tanto extraña, en la que vemos una mezcla de símbolos prehispánicos y otros actuales llegar volando al sitio.
MICTLANCÍHUATL: Soy la emperatriz del país de los muertos. Vieja como los abuelos que danzaban con teponaztles, la que entrega en los cielos a los que ya no gimen, a los que ya no sufren en la tierra. Soy quien guarda las almas de los conquistados y quiero la de los crueles conquistadores. Quiero incienso de copal y bailes. Quiero música de caracoles a los cuatro vientos del Universo, para que la justicia esperada llegue al fin este día. (Termina la ceremonia de llegada, luego habla a modo de discurso político) Declaro abierta esta sesión única en su historia. Seré juez y jurado en este caso tan rezagado. (Pausa) Es hora de que alguien imparta justicia y haga valer nuestros derechos… Ya nos saquearon, ¡No nos volverán a saquear! (Voces que gritan: ¡Bravo, arriba! ¡Esa es la flaca! Aplausos) Ay, ¿De dónde me fusilé la frasecita? Bueno, no importa (Pausa). A quinientos y un años del chingadazo entre dos ideologías, trataremos de poner las cosas en claro de una vez por todas, haciendo hincapié en que la justicia es ciega, manca, coja y muda cuando quiere y cuando no quiere ¡Pues también! Porque la ley es, antes que nada, elástica como una liga de hule.
Se oye un ruido como de motor de avión. Entra volando el diablo, Mictlancíhuatl se lanza sobre él golpeándolo como si se tratara de una mosca.
MICTLANCÍHUATL: ¡Toma bicho horrible! ¡Toma, toma!
DIABLO: ¡Aaayy! ¡Ayayay! ¡Ay! ¡Auxilio! Ya no me pegues, soy yo, Satanás, ¡Ay! ¡Tu aliado, carnalita!
MICTLANCÍHUATL: (Sorprendida) ¡Ay, discúlpame! Es que es temporada de moscos y yo pensé que tú… ¿Por qué no te anunciaste con mi secre?
DIABLO: ¡Ay mis alitas! Qué falta de respeto, mujer.
MICTLANCÍHUATL: Ya deja de quejarte y dime qué haces aquí.
DIABLO: Me mandó ya sabes quién, (Señala hacia arriba) de supervisor de la PGR, para dar fe de lo que aquí se acuerde.
MICTLACÍHUATL: (Aparte) A pa’ supervisor que me mandaron, pero ni modo. (Pausa. Se dirige al Diablo) Está bien quédate pero no des lata y ¡No estorbes! (Lo avienta a un lado)
DIABLO: Me encantas por ese carácter recio… ¡Huesudita!
MICTLANCÍHUATL: Para allá, para allá, bicho bizco (Oprime el botón del interfón) ¡¿Xóchitl Odette?!
XÓCHITL ODETTE: (en off) ¿Qué se li ofrece madama? Pulque, un cigarrito ¿Qué li doy?
MICTLANCÍHUATL: Nada de eso mujer. Que pase la parejita de güeritos azulosos.
XÓCHITL ODETTE: ¡Eeeese Cristóbal Culón y Chabelita, van pa’ dentro!

ESCENA 3.
Entran Colón e Isabel la Católica.
MICTLANCÍHUATL: (Los observa intimidándolos) Se les acusa de haber iniciado el mayor genocidio de la historia y la más devastadora destrucción ecológica de los últimos cincuenta millones de años. Por su culpa este continente cambió de color de piel y hasta de espíritu…
ISABEL: ¡Un momento! ¿Quién sois vos y por qué os atrevéis a hablarme de ese modo?
MICTLANCÍHUATL: Yo soy Mictlancíhuatl y tú estás en mi reino… así que te puedo hablar como me dé la gana.
COLÓN: Le exijo respeto para la reina de Castilla y León, de las Indias Occidentales y anexas.
MICTLANCÍHUATL: ¡Ay, sí! ¿Muy fregoncita, no? ¡Eso será en España, porque aquí no eres heroína! Aquí se te acusa de ser precursora de la catástrofe que provocó la muerte de civilizaciones enteras, también de saqueo inconsciente y cruel y de cambiar la imaginación de los hombres. (Pausa) Los convirtieron de guerreros a esclavos, cargados de sucias culpas y pecados adquiridas en la tienda espiritual española. (Pausa) Prepárate a recibir tu castigo, ¡Bruja! Mugrosa, ahora sabemos que no te gustaba el baño, sucia.
ISABEL: ¡Flaca, gritona!
COLÓN: ¡Protesto! No ha habido juicio ¿Y ya nos van a castigar? Eso es injusto. Nosotros ya pagamos nuestros pecados. Déjenos hablar.
ISABEL: Esto no es justicia. Esto es xenofobia, gente fobia. ¡Qué feo! ¡Que viva Franco y olé y olé!
MICTLANCÍHUATL: Olé… ¡Olé a caca! ¡Fuera de aquí! Huele a pescado asoleado cinco días. ¡Vieja sucia! (Sale la reina)
COLÓN: ¡Xenofobia! ¡Racismo! ¡Parcialidad! Déjela hablar siquiera.
MCTLANCÍHUATL: ¡Ay, sí! Ustedes hablando de injusticia. Claro, de seguro estaban en el otro infierno disfrutando su premio por haber evangelizado el Nuevo Mundo. (Pausa) Se olvidan de los vencidos. ¿Y yo qué? ¿Y Huitzilopochtli? ¿Y Tláloc? ¿Dónde quedaron Quetzalcóatl y Coatlicue? ¿Y tantos otros dioses que gobernamos esta tierra prodigiosa? (Llora) Sólo nos han dejado un rincón en la memoria de nuestra gente y a veces ni eso. (Sigue llorando)
DIABLO: Tienes razón, ¡Qué Tezcatlipoca madre! ¡Castígalos! Hazlos ceviche con ácido clorhídrico en vez de limón, métanles el chile por la boca.
COLÓN: ¡Yo lo único que encontré fueron indios salvajes que no sabían ni español, ni latín y mucho menos griego! Además, les hicimos un favor trayéndoles las bondades de nuestra fe.
MICTLANCÍHUATL: Usted se calla, usted está acusado de inconsciente, pues murió sin saber lo que había hecho.
COLÓN: Yo descubrí el paraíso, el edén. ¡Sí, yo lo vi con mis propios ojitos! ¡Bafan culo!
MICTLANCÍHUATL: Pues ni modo que con los de otro. ¡Menso!
COLÓN: Dios nuestro señor sabe que yo encontré ese sitio, todo lo demás no importa.
Se asoma la reina.
ISABEL: ¿Y yo Cristóbal?
COLÓN: Y tú, mi puchunguita, claro.
MICTLANCÍHUATL: ¡Fuera vieja sucia, fuera! (La empuja para que salga y luego se dirige hacia Colón) Oye Cristóbal… ¿De veras amas a esa vieja?
COLÓN: (Suspira) ¡Ay, si! ¡Desde que me dio las naves tan hermosas!
MICTLANCÍHUATL: Ah, canija mocha. Conque ligera de cascos.
COLÓN: Eso no es cierto. Me costó mucho trabajo esa conquista.
MICTLANCÍHUATL: ¿A poco se hizo del rogar?
COLÓN: ¡Uta! No sabes, me trajo dando vueltas varios años.
MICTLANCÍHUATL: Eso no lo dice la historia.
COLÓN: La historia es una mentirilla inventada casi toda ella.
MICTLANCÍHUATL: (Aparte) Esta cloaca está más sucia de lo que imaginé. ¡Adulterio! Aquí los castigamos a pedradas, bueno, ya veré a lo último ¡Ji, ji, ji, ji! (Pausa) Acabemos de una vez (Hacia Colón) Cristóbal Culón… Se te acusa de pirata, depredador, esclavista, traficante, polígamo, fanático, alucinado, mentiroso, parrandero, borracho y jugador, asesino, lujurioso, y santo chafa de cuarta. Y por todo eso serás condenado a… Bueno, al rato te lo digo. Por lo pronto, fuera, que apestas a caño. (Cambio de intención) Tramoya por favor, incienso para ahuyentar el olor que dejan nuestros acusados.
COLÓN: ¡Xenofobia! ¡Injusticia!
MICTLANCÍHUATL: ¿Qué acaso tú fuiste justo?
COLÓN: Sí, a mi manera…
MICTLANCÍHUATL: (Burlona) Yo también… pero a la mía. Que venga la música de son (Se escucha el son de los hermanos Pinzones en su versión más grosera. Entra la reina y todos bailan. Colón y la reina salen antes de que termine el son. Cuando este termina Mictlancíhuatl oprime el botón del interfón)
XÓCHITL ODETTE: Mándeme la siñora.
MICTLANCÍHUATL: Que pase el emperador Moctezuma Xocoyotzin.
XÓCHITL ODETTE: Orita mesmo, siñora.

ESCENA 4.
Entra Moctezuma tembloroso y asustado.
MICTLANCÍHUATL: Acércate Motecuhzoma.
MOCTEZUMA: ¡Aayyy! ¡Señora Mictlancíhuatl! Qué susto me ha dado.
MICTLANCÍHUATL: ¿A qué le tienes miedo?
MOCTEZUMA: Ay, no sé, tengo un mal presentimiento. He visto presagios funestos desde hace una semana, eso me pone nervioso. (Tiembla)
DIABLO: ¡A, ja, ja, ja, ja, ja! Ah, para emperador que se cargaban los aztecas esos ¡Ja, ja, ja, ja, ja!
MOCTEZUMA: ¡Aaaaaayyyy! Se lo dije señora, mire esa enorme mosca roja. (Señala al diablo) Es otro presagio, lo sé. (Comienza a correr de un lado para otro saltando como loca) ¡Socorro! ¡El Mictlán se nos viene encima! ¡Sálvese el que pueda! La gente frágil como yo primero. ¡Mamaaaaá!
MICTLANCÍHUATL: Carambitzin contigo. Con razón los españoles te agarraron de su puerquito, si eres un putitzin. ¡Ayúdame a calmarlo Satán! Dale un soplamocos.
DIABLO: Simón del desierto, jefa.
Comienzan a corretearlo hasta que lo atrapan y Mictlancíhuatl le da unas cachetadas.
MICTLANCÍHUATL: ¡Toma, toma, toma esto!
MOCTEZUMA: ¡Auxilio, socorro!
MICTLANCÍHUATL: ¡Motecuhzomatzin, ya estate quieto!
MOCTEZUMA: Sí siñora, pero ya no mi pegues en la cara.
MICTLANCÍHUATL: ¡Basta de mariconadas! (Pausa) Moctezuma Xocoyotzin, estás acusado de no oponer resistencia a los invasores gachupines y de agasajarlos con toda clase de regalitos, hospedaje, comilonas y esclavas y por si fuera poco, de tratarlos como si fueran dioses y hasta rascarles el ombligo si te lo mandaban. ¿Tienes algo que decir maricotzin?
MOCTEZUMA: Sí siñora, la culpa la tiene Quetzalcóatl.
MICTLANCÍHUATL: ¿Quetzalcóatl? ¿Por qué?
MOCTEZUMA: Acuérdese que cuando los otros dioses lo desterraron prometió que regresaría en el año Ce ácatl, fue el mismo año en que llegaron los españoles. Además hubo muchos presagios.
DIABLO: ¿Presagios? ¿Cuáles presagios?
MOCTEZUMA: Un día vimos una bola de fuego con una cola larga, larga que cruzaba el cielo, ¡O la vez que se incendió el templo de Huitzilopochtli! (Con miedo) nunca supimos la causa, (Pausa) Otras veces aparecieron personas con dos cabezas que me traían recados y luego desaparecían (Más miedo) ¡Ay, qué cosa más horrible! (Pausa) Por las noches comenzó a aparecer una mujer de blanco que gritaba ¡Aaaayy, mis hijos! ¿A dónde los llevaré? ¡Aaaayy, mis hijitos! Nadie se atrevía a salir de su casa a esa hora. Pero lo peor ¡Fue el pájaro!
DIABLO: ¿Qué pájaro, tú?
MOCTEZUMA: Resulta Que un día los pescadores encontraron un ave que tenía un espejo en la cabeza, en él vi unos hombres blancos, peludos, vestidos como armadillos. Iban montados en unos como venados sin cuernos y se dirigían a mi reino. ¡Y nadie más pudo verlo! (Llora) ¡Dijeron que estaba loco! ¡Nadie me creyó! ¡Buaaaá! (Se abraza a Mictlancíhuatl)
MICTLANCÍHUATL: Ora, suéltame, que me estás babeando. (Se lo quita de encima) Oye Moctezuma, y qué, cuando estuviste cerca de los españoles, ¿No te diste cuenta de que no eran dioses? (Pausa) Ese fue tu pecado.
MOCTEZUMA: Bueno, no estaba seguro de que fueran dioses, sobre todo por el olor a rancio que despedían. Pero me di cuenta cuando me encerraron y me obligaron a decirles dónde estaba el oro; pero no les dije nada. Entonces lo encontraron de casualidad en el palacio de Axayácatl, y me dio más miedo. Como ya tenían lo que querían, no les serviría de mucho mantenerme vivo, (Pausa) al poco tiempo llegó mi fin. Un día la gente se sublevó contra los conquistadores y como les dio miedo, me sacaron para que le tirara un rollo al pueblo, para calmarlos. Mis súbditos estaban muy enojados (Asustadísimo) ¡Y comenzaron a apedrearme! (Le caen piedras de todas partes mientras unas voces gritan en off: ¡Abajo Moctezuma! ¡Ya no eres nuestro rey! ¡Fuera Moctezuma Xocoyón! ¡Uleeeeeeroooo! ¡Uleeeeeeroooo!) ¡Ayuda, ayuda!
DIABLO: De veras que es bien azotado ese Moctezuma, mira que ponerse como loco cuando cuenta la historia de su muerte.
MICTLANCÍHUATL: No’mbre, si no murió de una pedrada.
DIABLO: ¿Entonces?
MICTLANCÍHUATL: Se lo clavó un gachupín.
DIABLO: ¿Un español joto?
MICTLANCÍHUATL: ¡No! Le clavaron un puñal por la espalda.
DIABLO: ¡Ah! Yo pensé que le había entrado al intercambio carnal con los conquistadores.
MICTLANCÍHUATL: Bueno, bueno, ¡Ya! ¡Orden en la sala! (Pausa) Moctezuma Xocoyotzin, se te acusa de cobardía y de no haber percibido que Cortés no era un dios, sino un espíritu maligno y ambicioso que causaría tu caída como rey y tu muerte como ser humano. (Pausa) Si lo hubieras tratado como a un enemigo más, te hubieras llenado de gloria. Tu miedo solo provocó confusión y terror entre tus súbditos. Por lo tanto, irás al rumbo donde se prepara a los hombres a reencarnar, lo que harás cuando termine tu castigo, que sabrás en un ratito. Fuera Xocoyotzin.
MOCTEZUMA: Gracias, siñora, mi gran siñora. (Sale)
DIABLO: No hay nada más feo que un miedoso, coyón y cobarde. ¡Mierdra!
MICTLANCÍHUATL: Hablando de cobardes, ya verás quién sigue. (Aprieta el botón del interfón) ¡Xóchitl Odette! Mándame de una vez a Cortés y al Tlaxcalteca ese.
XÓCHITL ODETTE: Va pa’ dentro par de especialistas en cortes finos.

ESCENA 5.
Entra Hernán Cortés.
CORTÉS: ¡Ya estoy aquí! ¿Para qué jolínes me han llamado?
DIABLO: Hernán, pórtate decente que te pueden dar un susto.
CORTÉS: Yo no le temo a nada.
MICTLANCÍHUATL: ¡Aja! Con que muy valientito, ya veremos cuánto aguantas extremeño apestoso a caño.
CORTÉS: A la hora que quieras esquelética, (Se le pone en guardia) también para ti tengo, cara de barbacoa sin carne.
MICTLANCÍHUATL: ¡Qué mamoncito eres! Te voy a madrear.
DIABLO: Mictlancíhuatl, no le hagas el juego, este es un barbaján y tú eres toda una siñora, una deidad. ¡Serénate!
MICTLANCÍHUATL: ¡Cállate bicho! Yo sé lo que hago (Avienta al diablo)
DIABLO: ¡Órale, órale! ¡Ay, mi cabecita!
Mientras Cortés y Mictlancíhuatl simulan una pelea, dicen el siguiente texto.
CORTÉS: ¡Qué esperas calaverita de azúcar! ¡Aviéntate!
MICTLANCÍHUATL: Ya verás, ¡Toma genocida! (Le pega)
CORTÉS: ¡Ay! Con que esa es tu bronca.
MICTLANCÍHUATL: ¿Te parece poco desaparecer varios millones de gente? (Le pega)
CORTÉS: ¡Auch! Pero si eran puros indios desnudos, emplumados y salvajes.
MICTLANCÍHUATL: Uta si, y como tú eras tan civilizado.
CORTÉS: Pues si, yo no adoraba monigotes de piedra ni hacía sacrificios humanos.
MICTLANCÍHUATL: Pero eras un hijo de la chingada disfrazado de lo mismo. ¿O cómo le llamas a violar mujeres, descuartizar gente y echárselas a los perros? ¡Toma! (Lo golpea) ¡Culero!
CORTÉS: ¡Ayayay! Pero no lo hice, ¡Jolínes! ¿Por qué no llamas a los otros conquistadores?
MICTLANCÍHUATL: ¡Porque no puedo! Así que me voy a desquitar contigo. ¡Toma, toma! (Vuelve a golpearlo, ahora en los testículos)
CORTÉS: ¡Aaaayy! ¡No, ahí no! ¡Ay!
MICTLANCÍHUATL: A ver si así te doblegas… ¡Gusano barrenador! (Carcajada)

ESCENA 6.
Entran Malintzin y el Rey Tlaxcalteca
MICTLANCÍHUATL: ¡Malintzin! ¿Qué haces aquí? Todavía no es tu turno.
MALITZIN: ¡Don Hernán! (Corre hacia Cortés y lo abraza)
TLAXCALTECA: Señora Mictlancíhuatl, no pude detenerla, cuando supo que estaba aquí Cortés se puso como loca.
MICTLANCÍHUATL: Pinche Malinche, suelta a ese piojoso ahora mismo.
MALITZIN: Perdone señora Mictlancíhuatl, pero es que hace tanto tiempo que no sabía de mi galán…
CORTÉS: ¡Olé, Marina, que hasta muerta estáis buenísima, coño!
MALINTZIN: Y usted está… ¡Igualitito! ¡Muá, muá! ¡Un bizcochazo!
MICTLANCÍHUATL: Malintzin, ya no tienes por qué considerar tu amo a este barbudo.
MALINTZIN: Es la costumbritzin, señora. Si usted lo conociera encuerado. (Suspira)
CORTÉS: Marina, ¿Todavía me adoráis?
MALINTZIN: Presumido, ni creas que te guardo luto.
MICTLANCÍHUATL: ¡Un momento! Al grano Malintzin. Vamos a terminar con esto de una vez. ¿Qué es lo que tienes que decir?
MALINTZIN: Ay señora, primero que nada, quiero que sepan que no soy una traidora, como dicen mis paisanos.
DIABLO: ¿Ah, no? ¿Entonces por qué ayudaste a Cortés?
MALINTZIN: Era mi obligación, yo era su esclava. Aunque primero me regaló con su primo.
DIABLO: ¿A Porto Carrero?
MALINTZIN: Ese mismo. ¡Estaba bien bueno! Pero luego Cortés me llevó otra vez con él. Este estaba mejor, padecía satirismo.
CORTÉS: No te puedes quejar Marina, la pasaste bien a mi lado. Tanto mis hombres como los indios te respetaban. Además cuando yo andaba en campaña, podías escoger de cualquier bando, picarona.
MALINTZIN: Pues sí es cierto, a mí también me guata el sexo-desmadre.
MICTLANCÍHUATL: ¿Y a pesar de todo te enamoraste de este monstruo?
MALINTZIN: Sí señora… ¡Hasta tuve un hijo de él!
MICTLANCÍHUATL: Mira nada más. (Pausa) A ti se te acusa de malinchista ¿Lo eres?
MALINTZIN: Pues francamente sí, me gustan los güeros, ¿Y qué, y qué? Los franceses, los suizos… los italianos, solo me falta un negro… y chance y hoy se me hace. En la actualidad soy la estrella más famosa de “joligud”.
TLAXCALTECA: ¡Coscolina! ¡Casquivana!
MICTLANCÍHUATL: Mira, mira. Tú no hables, que tu pueblo fue el que más ayudó a los españoles.
TLAXCALTECA: Pero no fuimos los únicos, primero se aliaron los de Cempoala, allá en Veracruz, con el tlatoani gordo.
MALINTZIN: Sí, es cierto, ellos le aconsejaron a Cortés que se uniera a los tlaxcaltecas para destruir Tenochtitlán.
CORTÉS: …Y de paso acabamos con Cholula. ¡Ah, qué tiempos aquellos! ¿Te acuerdas rey de las tortillas?
TLAXCALTECA: ¡Claro! La divertidota que nos dimos. ¡Aquello parecía un rompecabezas enorme! ¡Brazos por aquí, cabezas por allá, los cuerpos de este lado, las manos del otro… y las tripas! ¡Qué banquete, ese día comimos tacos de surtido!
MICTLANCÍHUATL: Ajá, desgraciado tlaxcalteca, hijo del diablo, con que aceptas que eres un traidor.
TLAXCALTECA: ¿Traidor por qué?
MICTLANCÍHUATL: ¿No acabas de decir que te asociaste con los gachupines para acabar con los aztecas?
TLAXCALTECA: ¿Y qué querías? Los aztecas siempre nos estaban jode y jode: “que paga tu tributo por tal guerra, que ahora dame mantas; luego ¡Quiero pulque!”; mañana ¡Cáete con las joyas! Y pasado… ¡Préstame a tus viejas! Óyeme, no, querían todo gratis.
MICTLANCÍHUATL: Y a los Cholultecas, a ver ¿Por qué los masacraron?
CORTÉS: De eso yo no sé, la idea fue de este canijo indio ladilloso (Señala al tlaxcalteca)
TLAXCALTECA: ¡Es que nos caían bien gordos! Como eran cuates de los mexicas, se sentían muy chidos y nos miraban re feo, además, nos ofendieron cuando los invitamos a cazar aztecas.
MICTLANCÍHUATL: ¡Eso no era motivo suficiente para acabar con todo el pueblo! Deberías sentirte avergonzado por haber organizado una de las peores carnicerías de la conquista.
CORTÉS: ¡Hostias! Ni que fuera para tanto, la de Tenochtitlán estuvo mucho mejor. ¡Hasta parecía hecha en “joligud”!
MICTLANCÍHUATL: ¡Qué Tezcatlipoca madre! ¿Y todavía presumes?
CORTÉS: Esa vez les dimos hasta por debajo de las muelas.
TLAXCALTECA: ¡Chin, chin, duro con ellos! ¡Abajo pirámides!
CORTÉS: ¡Quítales el oro! ¡Tráete esas viejas!
TLAXCALTECA: ¡Arráncales la lengua! ¡Quémales las patas!
CORTÉS: ¡Ponles el fierro caliente! ¡Pícales los ojos!
TLAXCALTECA: ¡Sácale las tripas y me haces unos tacos!
Bailan y cantan al ritmo de rock, Malintzin y el Diablo bailan con ellos y hacen los coros.
CANCIÓN:
Pellízcalo, aráñalo, patéalo,
Goza su dolo-o-or.
Viólalo, ahógalo, tortúralo,
Goza su dolo-o-or.
Y átalo, arrástralo, desóllalo,
¡Y échale limó-o-on!
Es un pacto entre los do-o-os,
Un pacto entre los lo-o-cos
Es un pacto entre los lo-o-cos…

MICTLANCÍHUATL: ¡Basta par de sádicos! ¡Basta! Fuera de aquí. (Aprieta el botón del interfón, Salen Cortés, Malintzin y el Tlaxcalteca) ¡Xóchitl, tráeme el fólder con las sentencias! Y que se preparen los vergudos, ¡Oh, perdón! Los ver-du-gos del Mictlán.
XÓCHITL ODETTE: Oiga señora, aquí está un negro feo y quiere hablar con usted.
MICTLANCÍHUATL: ¡Cierto, se me había olvidado! Que pase.

ESCENA 7.
ESTEBANICO: Usted disculpe la prisa, pues tengo muchos compromisos en Nueva York, Québec, Roma…
MICTLANCÍHUATL: ¿Es usted Estebanico? ¿El que trajo el bicho de la viruela?
ESTEBANICO: El mismo, pero fue sin querer, mi negra, yo que iba a saber que aquellos me usarían como bomba de bacterias.
MICTLANCÍHUATL: Mataste millones de personas en toda América y después tus parientes trajeron el tifus y la peste negra.
ESTEBANICO: Pero nada más estás tomando en cuenta las cosas malas de los negros. (Pausa) Yo traje a América el espíritu negro de la vida. ¿Qué sería de América sin negros? A ver, ¿Quién corta la caña?
MICTLANCÍHUATL: El negro…
ESTEBANICO: ¿Quién hace la zafra y pesa el batey?
MICTLANCÍHUATL: El negro.
ESTEBANICO: ¿Quién baila la rumba?
MICTLANCÍHUATL: El negro.
ESTEBANICO: ¿Quién inventó el Son Montuno y el Danzón?
MICTLANCÍHUATL: Pues el negro.
ESTEBANICO: ¿Quién quitó a los aztecas de morir trabajando en el trópico?
MICTLANCÍHUATL: Los negros…
ESTEBANICOS: ¿Quién baja la carga de los barcos en Veracruz?
MICTLANCÍHUATL: Los negros.
ESTEBANICO: ¿Quién gana más medallas Olímpicas en campeonatos de box y baloncesto?
MICTLANCÍHUATL: Los negrotes enormes, así buenotes, ¡Ponchadotes!
ESTEBANICO: ¡El grupo más cachondo, sensual y bailador de las razas del mundo! ¡Los negros, mí querida calaca!
MICTLANCÍHUATL: ¡Si, los negrotes, mi querido oscuro!
ESTEBANICO: Sin mi, Cortés se hubiera tardado diez años en conquistar Tenochtitlán y nunca me han reconocido en los libros de historia como conquistador, y eso me duele, negra. Solamente el veracruzano Aguirre Beltrán nos estudia y eso porque tiene sangre de negro cumbanchero como yo.
MICTLANCÍHUATL: Pues aunque te sientas la estrella de la película no saldrás de aquí sin un cruel castigo azteca.
DIABLO: ¡Sí! ¡Mátalo, destázalo con una navaja de rasurar, poco a poquito, por feo! Que feo eres manito.
ESTEBANICO: Pinche diablo bizco, tú no te metas o te echo a Babalú.
DIABLO: ¡Mejor échame a tu hermana! ¡Hey!, cuidado, se escapa.
MICTLANCÍHUATL: ¡Ciérrale el camino!
ESTEBANICO: ¡Santa Bárbara bendita! ¡Xenofobia! ¡Ayúdame Yemayá! (Pausa) Si me tocas te va a ir mal, diablo cagón (Golpea al Diablo)
MICTLANCÍHUATL: ¡Silencio! No amenace a nuestro supervisor de la PGR, negro chapopotoso, azuloso, verdoso, amarilloso, a veces muy alegre… y a veces muy lloroso. En este cielo lindo hermoso, no hay lugar para los negros. Te mandaremos a la Galloso después de darte tu sentencia firmada por el de allá arriba. Y ahora, que entren los acusados de hoy para recibir la copia de su real sentencia o castigo que otorga el cielo azteca para todos ustedes, actores del encuentro de… de varios mundos.
ESTEBANICO: Que eso quede claro, mi negra, varios mundos. Y un negro fue el primero en bajar a ésta tierra.
DIABLO: (Trae una carta) ¡Silencio pollos pelones! Ya les van a echar su máiz, ¡Ja, ja, ja! (Revolotea)
MICTLANCÍHUATL: ¡Cálmate, bicho bizco! Este ya enloqueció, ¡Toma, toma! (Le pega)
DIABLO: ¡Aayyy! ¡Alto! Me acaba de llamar por mi celular el Señor que todo lo puede.
MICTLANCÍHUATL: ¿El jefe? (Señala hacia arriba)
DIABLO: Si, traigo recado del que reina hoy por hoy… hasta que el sexenio termine y le siga su amigazo
MICTLANCÍHUATL: ¡Ay caray! (Le arrebata la carta, la revisa y se la devuelve al Diablo) Lee rojito.
DIABLO: A propuesta del jefe de poder ejecutivo, o sea, el señor presidente, se declara la amnistía a todos aquellos que estuvieron involucrados en tan penosos hechos a que se llegaron en las guerras de exterminio y conquista. El gobierno azteca, en un afán de no tener fricciones con ningún gobierno amigo, les concede esta amnistía.
TODOS: (Menos Mictlancíhuatl) ¡Hurra! ¡Bravo! ¡Viva! ¡Jolínes, viva la democracia! (Aplausos)
MICTLANCÍHUATL: ¡Aaaarg! ¡Que me da! Esto es traición, yo quiero venganza ¡Maldita sea, me lleva la chingada! Todo esto valió pura madritzin ¡Aayyy mis hijos! (Llora) ¡El régimen nos ha engañado una vez más!
DIABLO: Expedientes al archivo (Los tira)
Los amnistiados empujan a Mictlancíhuatl y se burlan de ella.
AMNISTIADOS: Lera, lera por culera, ¡Ulera!
MICTLANCÍHUATL: ¡Cochinos montoneros! Se salvaron, pero ya verán, pero ya verán, seguiré insistiendo, en la ONU, en la UNICEF…
CORTÉS: ¡Fuera de aquí, flaca! (La empuja)
Sale Mictlancíhuatl.
TLAXCALTECA: ¡Lera, lera!
CORTÉS: Otra vez de vacaciones.
COLÓN: Ya sabía que tenía amigos: Felipito González, el rey Juan Carlitos y Carlitos Salinas.
ISABEL: Al fin estaremos solos, vámonos Colón, te invito al Hotel California.
COLÓN: A donde gustéis, Chabelita de mis amores, Olvida este mal sueño y ven a mis brazos italianos. (Se abrazan y se besan)
MOCTEZUMA: Chócalas Tlaxcalteca y tú mi negro ¡Un abrazo!
ESTEBANICO: ¡Ya vas Moctezuma! ¿No me odias?
MOCTEZUMA: Ti perdono negro apestoso.
MALINTZIN: ¡Qué cante el negro, me fascina!
TODOS. ¡Sí, si qué cante! (Ad libitum)
MALINTZIN: ¿Me cantas, negro?
ESTEBANICO: Te canto negro, azul o verde, del color que quieras Malinche ¡Mamasota!
MALINTZIN: Ya se me hizo con el negro ¡Vente chocolate! (Lo besa)
ESTEBANICO: Para ti Malinche, preciosa traga hombres de la historia, dedico ésta canción.
Jolgorio ad libitum, entra música guapachoza y tropical. Negro canta tema popular y de moda y mientras todos bailan contentos cae
EL TELÓN O UN OSCURO

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