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miércoles, 11 de noviembre de 2009

EL DESEMPLEO. comedia muy actual dedicada a los millones de desempleados actuales

EL DESEMPLEO

(Comedia en un acto)


SERGIO PEREGRINA




PERSONAJES:
Don Julio
Elías
Fernando
Don José
Doña Otilia
Fidencio
Borrachos

Lugar: México, D. F., 1969.
PRIMER CUADRO
Un cuarto de ladrillo al desnudo, que es oficina de un taller mecánico: escritorio, teléfono, dos sillas, un calendario, y en una esquina un anaquel con varios cajones entreabiertos.

DON JULIO.-(Con voz alta y nervios alterado) ¡Pero cómo es posible que sean tan irresponsables!
ELIAS.-No sé, jefe; yo creo que se durmió don José.
DON JULIO.-Pues claro que se durmió! ¿Tú cree que estando despierto hubieran entrado a robar el taller?.. . A propósito, ¿dónde está don José?
ELIAS.-Pues se fue a su casa. El ni se dio cuenta.
DON JULIO.-Ya sabía que algún día ese viejo se iba a dormir... ¡Ve por él, Elías! ¡Pero rápido!
ELIAS.-¿Y si está durmiendo?
DON JULIO.-¡Y a mí qué me importa! ¡Tú tráelo!
ELIAS.-Está bien. Ahorita retacho, jefe.

Elías sale corriendo. Don Julio empieza a dar vueltas por todo el cuarto. Luego va hacia la puerta, se asoma y grita.

DON JULIO.--¡Fernando! ¡Fernando! ¡Ven acá!
FERNANDO.-(Afuera) ¡Voy, jefe! (Entra corriendo) ¿Para qué soy bueno?
DON JUL10.- Siéntate, hombre. ¿Qué me dices del robo?
FERNANDO.- ¡Qué ojaldras!
DON JULIO.-Me dijeron que tú fuiste el que llegó primero.
FERNANDO.-Sí, patrón; llegué antes de que se fuera don José.
DON JULIO.-¿Y no te diste cuenta de que los cajones estaban abiertos? ¿O de que no tenían candado?
FERNANDO.-Yo entré rápido, saludé a don José, y me salí a lavar el coche del ingeniero Rodríguez; ya ve, luego se enoja porque no está... Eso sí, don José tenía cara de sueño. Se notaba que se durmió.
DON JULIO.-¡Eso ya lo sabía!
FERNANDO.-Qué, ¿se llevaron toda la feria?
DON JULIO.-¡Toda! Hasta la que cobramos por la pensión de los coches de la Secretaría. FERNANDO.-Qué poca jefa. Parece que adivinaron.

En ese momento suena el teléfono que está sobre el escritorio y don Julio camina a contestarlo.

DON JULIO.-Bueno ... Ah, eres tú. ¿Para qué me llamaste...? ¡Me acaban de robar el taller y tú quieres dinero! Sí. Me robaron todo… Sí, robado. ¿Qué no entiendes? ... Pues el viejo don José se durmió y se metieron a robar... No, él no fue. Es demasiado inocente como para robar. No, yo le tengo mucha confianza. No, él no fue... ¿No te estoy diciendo que no tengo? Entiéndelo. Pues tendrá que esperar tu vestido. No, no; del banco no sacas nada. Tú no eres la que se casa. Ponte cualquier vestido. (En ese momento entran Elías y don José) Mira, no empieces con tus dramas que ya tengo bastante con lo del taller. Adiós, ¿eh? Y por favor ya no hables. (Cuelga el teléfono con fuerza, y habla dirigiéndose a todos) ¡Las mujeres Siempre fregando.
DON JOSE.-Buenos días, patrón. (Agacha la cabeza)
DON JULIO.-(Con voz alta) ¡Ni tan buenos, don José! ... Ya supo, ¿verdad?
DON JOSE.-Sí patrón, ahorita me dijo Elías.
DON -JULIO.-¡Pues mire, don José! Con su dormidita, me dejó en la calle. Se llevaron todo y usted ni cuenta se dio. ¡Es el colmo! ¿Sabe cuánto se llevaron? Veinte mil pesos. Todo lo del mes. ¿Comprende don José?
DON JOSE.-Sí, patrón. (Con voz baja)
DON JULIO.-Un velador que se duerme, ¡es el colmo! (Lamentándose) ¿Por qué se durmió, don José?
DON JOSE.-Fue sin querer, patrón; de veras, no me pude aguantar. Además, cerré bien la puerta pa… (Lo interrumpe don Julio)
DON JULIO.-Don José, ya no lo quiero más aquí (Don José agacha la cabeza) Elías, ahorita nos vamos a la delegación a dar parte del robo; tanto dinero no se puede perder nada más así. Tenemos que hacer algo; que investiguen, que busquen, que hagan algo.
ELIAS.-Entonces, voy a preparar el carro; inmediatamismo regreso. (Sale rápido)
DON JULIO.-(Mientras saca su cartera y de ella algunos billetes que ofrece a don José) Tome, don José: la mitad de su sueldo hasta hoy. El resto me lo guardo. Para que sepa lo que es perder dinero. ¿Está bien?
DON JOSÉ.-(Estira la mano tímidamente y coge el dinero) Pues sí, patrón; pero...
DON JULIO.-¿O cree que merece más?
DON JOSE.-No, pero... Está bien... Adiós, patrón. (En ese momento entra Elías corriendo) Adiós, Elías, adiós Fernando. (Da algunos pasos hacia la puerta; se detiene, se da media vuelta y dice con voz suplicante) Don Julio, ¿no me da mi cartita de recomendación?

(Don Julio hace un movimiento de ira como si fuera a ir contra él. Don José sale rápido)
Se apaga la luz.
SEGUNDO CUADRO
Un cuarto de vecindad, oscuro y descuidado. Mesita con cuatro sillas maltratadas; un trastero, una estufa de petróleo con una olla de barro encima. En la pared hay un cuadro decolorado y algo tiznado. Don José, en camiseta, sentado con los codos sobre la mesa y la cabeza entre las manos, espera el almuerzo que sirve, junto a la estufa, su esposa doña Otília.
OTILIA.-¿Quieres frijoles?
DON JOSE.-Sí, dame.
OTILIA.-(Caminando hacia la mesa) No te apures, viejito; verás que hoy encuentras trabajo.
DON JOSE.-¡Tengo dos días de andar como idiota por todos lados y nunca encuentro nada!
OTILIA.-(Dándole ánimos) No te desesperes, ya lo encontrarás.
DON JOSE.-El que me preocupa es don Julio, no vaya a ser que de puro coraje se quiera desquitar y me eche la culpa.
OTILIA.-No hombre; verás cómo se arregla todo. Además, don Julio te conoce desde hace mucho tiempo y sabe que tú no fuiste.
DON JOSE.-Sí, eso creo... Pero por mi culpa se quedó sin un quinto.
OTILIA.-Sin un quinto! Si ese viejo tiene dinero hasta para regalar.
DON JOSE.-No le hace. Yo tuve la culpa de que lo robaran.
OTILIA.-¡Dios lo castigó por ratero! Eso fue lo que pasó. Ya ves cuánto te pagaba, ¡cien miserable pesos a la semana!
DON JOSE.-Mejor cállate, Otilia; tú ni lo conociste bien.
OTILIA.-Pues ni hace falta. (Don José sigue comiendo, y tras de hacer una pausa, doña Otilia, que ha tomado asiento frente a él, sigue) Oye, ¿por qué no vas con mi hermano Carmelo, a ver si tiene un trabajito? Ya ves; luego necesita gente para subir y bajar el ladrillo y la arena del camión...
DON JOSE.-Sabes bien que eso ya no es para mí, yo ya no estoy para esos trotes.
OTILIA.-Entonces ve a la fábrica donde trabajaba Cástulo, ¿no te acuerdas? Nos dijo que querían un velador...
DON JOSE.-Sí, pero bien recomendado; y yo ni carta de recomendación tengo. .. ¡Ya parece que me la van a dar... ! Sírveme más frijoles.
OTILIA.-(Camina hacia la estufa, sirve y pregunta) ¿Cuánto me dijiste que te dio don Julio?
DON JOSE.-Cien pesos.
OTILIA.--(Entregándole el plato) ¿Y cuánto te has gastado?
DON JOSE.-Sesenta pesos.
OTILIA.-¡Sesenta pesos! ¿Pues en qué?
DON JOSE.-(Un poco alterado) ¿Pues qué no te di treinta pesos para el gasto? Además, mis camiones. ¿Y mi comida que he comido cuando salgo a buscar trabajo? ¡O qué! ¿A poco crees que es gratis? Aparte, Carmela y Rubén me pidieron hoy en la mañana para no sé qué cosa de la escuela.
OTILIA.--(Mientras sigue comiendo don José) Ojalá y encuentres trabajo hoy. Si no, comeremos frijoles todos los días.
DON JOSE. (Con la boca semillena) Ahora sí lo encuentro. En el periódico viene un trabajo para mí ... Trae el periódico.
OTILIA.-(Caminando hacia el trastero donde está el periódico) Si llegas tarde, te lo van a ganar. Toma, viejo.
DON JOSE.-Abrelo, mujer. Yo te lo leo.
OTILIA.--(Abriendo el periódico) ¿Aquí es?
DON JOSE.-No; cámbiale, yo te digo. (Doña Otilia sigue pasando las páginas) ¡Ahí! ¡Ahí es!... A ver, a ver... (Deletreando) Se solicita señora joven... (Don José mira con malicia a su esposa, la cual hace un ademán de espanto) Secretaria con experiencia, ¿o experiencias? Viuda joven solicita muchacho con ambición muy grande... No, tampoco es... Ah, aquí está: Señor responsable, no menor de cuarenta y cinco años, no mayor de sesenta y dos, se necesita para velador de bodega. Presentarse con el señor Trigos, Avenida Circunvalación mil ciento... mil ciento cuarenta y cinco, Naucalpan, Estado de México, de diez a.m. a dos p.m... (Orgulloso) Ya ves,,,a poco no es para mí.
OTILIA.-(Esperanzada) Pues ójala y se te haga. Don José da un último bocado. Con la boca semillena, se despide.
DON JOSE.-Bueno, viejita... (Mastica) Ya me voy... (Camina y de una de las sillas coge su saco) A lo mejor llego tarde.
Sale poniéndose el saco y masticando.
OTILIA.-Andale, José; que te vaya bien.
DON JOSE.-(Afuera) ¡Espero!
OTILIA.-(Se vuelve y ve que en la silla de don don José tomó el saco, se ha quedado la camisa. S gritando, con la camisa en la mano) ¡José, José! ¡Dejaste tu camisa! ¡Espérate, José!


Se apaga la luz.
TERCER CUADRO

En la esquina de una calle, una pulquería donde lee: "Pulques Finos el Tlachicotón". En la orilla de acera, un poste.
Don José entra por un lado, con paso lento. Por lado opuesto entra Fidencio; se nota un poco borracho.

FIDENCI0.-¡José! ¡Qué milagro! (Abrazándolo)
DON JOSE.-¡Quihubo, Fidencio!
FIDENCIO.-(Separándose) Caray, ¿pues dónde habías metido?
DON JOSE.-Nada hombre, que me casé.
FIDENCIO.-¿Sí?
DON JOSE.-¡Sí hombre! Ya tengo dos escuincles
FIDENCIO.-¿N'hombre, tú!... Cómo pasa el tiempo.. . Bueno; y, ¿con quién te casaste?
DON JOSE.-¡Ah! Pues, ¿te acuerdas de la cocínera de la casa grande de San Felipe?
FIDENCIO.-Sí, cómo no; estaba re chula la condenada.
DON JOSE.-¡Pues con ella me casé! Un día, que me la robo y que me la traigo para acá, y aquí no casamos.
FIDENCIO.-¡Ah, qué José! ¡Tú siempre tan aventado…! Bueno, ¿y de dónde vienes?
DON JOSE.-Vengo de buscar trabajo, pero en ninguna parte encuentro; que porque estoy viejo, que necesitan gente joven, que'sto, que lo'tro. ¡Ah, bola de payasos... ! Ahorita vengo de una bodega donde necesitan un velador: llego yo, y me dicen que no que porque tengo sesenta y cinco años y me paso tres del límite de edad. ¡Qué límite de edad ni qué su abuela! Lo que pasa es que apartan los trabajos para sus compadritos.
FIDENCIO.-Mira, no te enojes. ¿Por qué mejor no nos echamos un pulquito y por ahí platicamos?. ¿Sí?
DON JOSE.-Bueno, pues vamos. Pero no'más uno, y nos salimos, porque me tengo que ir.

Entran. a la pulquería, en la cual hay varias mesas con sus bancos, el mostrador; una sinfonola, y en la pared algunas fotos de desnudos; en la barra hay algunos borrachos. Llegan y toman asiento.

FIDENCIO.-¿Lo quieres curadito?
DON JOSÉ -Bueno.

Fidencio se levanta y va hacia la barra. Le dan dos tarros bien. llenos. Camina, y con mucho cuidadla los pone sobre la mesa y se sienta.

FIDENCIO.-Andale, José; vamos a brindar por nuestro encuentro.
DON JOSE.-¡Salú, Fidencio!
FIDENCIO.-¡Salú, José!... ¡Ah! (Saboreando) ¿Así que andas buscando trabajo, no?
DON JOSE.-Sí Fidencio... Antier me corrieron del taller de donde era veladora
FIDENCIO.-¡N'ombre, tú! ¿Pues por qué?
DON JOSE.-Pues porque me ganó el sueño y me dormí. Luego se metió un ratero y se llevó todo el dinero.
FIDENC!O.-¿Y a ti no te hicieron nada?
DON JOSE.-Me corrieron, ¿no te digo? Además, están haciendo ques'que una investigación para agarrar al ladrón. Y ahora no encuentro trabajo; para todo quieren puro jovencito, y otros quieren carta de recomendación y ya parece que me iban a dar a mí carta de recomendación.
FIDENCIO.-Pues así está duro encontrar, ¿eh? Te hubieras hecho lo que yo, cuando me vine de San Felipe: me conseguí un trabajo de mozo en una secretaría de gobierno, y poco a poco fui subiendo... Ahora soy jefe de los mozos de la Secretaría, me pagan bien padre y no hago nada.
DON JOSE.-Es que tú tienes facilidad de palabra, en cambio yo; soy re'güey para hablar. FIDENCIO.--Ni tanto, ni tanto... (Toma un trago de pulque y se levanta) Espérame un ratito, ahorita vengo. Voy al guater a echar una firmita, no te vayas a ir.

Sale Fidencio. Don José da unos tragos a su pul que. Empieza a oírse música en la sinfonola; es un pieza norteña. Don José la oye atento. Mientras, en la barra, dos borrachos se han estado empujando un poco y de momento habla uno de ellos.

BORRACHO 1.-;Bueno, pues vamos afuera y veremos quién es más fregón!
BORRACHO II.-¡Ya vas! ¿A poco crees que te tengo miedo?
BORRACHO I-¡Si se te está haciendo así, (gesto) compadre!
BORRACHO II.-Así se te va a hacer de los madrazos que te voy a dar.
BORRACHO I.-Bueno, pues sálele tú primero; si quieres, te doy chance de correr, si te quieres salvar de la madriza.
BORRACHO II-.¡Correr yo! Me confundes, yo no soy de'sos. .. ¡Además, el que va a correr es otro!
BORRACHO I.-Bueno, compadre; y hora que me acuerdo, ¿por qué nos vamos a pelear?
BORRACHO II.-Te la rayé. ¿No te acuerdas?
BORRACHO I.-Ah, pos sí ... ¡La tuya buey!
BORRACHO II-¡La turca porque la mía te ahorca!
BORRACHO I.-¡Pues vamos afuera!
BORRACHO II-¡Pues vamos! ¿A poco crees que te tengo miedo ... ?
BORRACHO I-Si se te está haciendo así, (Gesto) buey.
BORRACHO II.-Así te voy a dej.. .
Bajan la voz poco a poco, mientras caminan hacia la puerta empujándose uno al otro. Justamente cuando salen, entra Elías, quien choca con ellos. Sólo los ve y sonríe. Entra y ve a don José, sentado, y se dirige hacia la mesa con paso rápido.

ELIAS.-(Sentándose) ¡Al fin lo encuentro, don José! Desde ayer lo ando buscando. Fui a su casa, y su señora me dijo que se había ido a buscar trabajo, a no sé dónde; hace rato fui y me dijo lo mismo. Ya me iba cuando me encontré a su vecino Cástulo, y él me dijo que lo vio entrar aquí y, pues aquí estoy.
DON JOSE.-Y, ¿pa'qué soy bueno?
ELIAS.-Pues para lo del trabajo, don José.
DON JOSE.-Qué. ¿Tú crees que yo me robé el dinero?
ELIAS.-No, hombre. De ese trabajo no... ¡A propósito! ¿Ya supo que don Julio dejó por la paz lo del robo?
DON JOSE.-No, no sabía; pero qué bueno que no me van a molestar ya esos señores con sus preguntas.
ELIAS.-Bueno, don José, le vine a ofrecer un trabajo.
DON JOSE.-¿Tú?
ELIAS.-¡Sí¡! ¡Yo!
DON JOSE.-Pues, ¿con quién?
ELIAS.-Pues conmigo.
DON JOSE.-¡Contigo!
ELIAS.-Sí, conmigo. Por las noches, nada más
DON JOSE.-Si es de velador, ya sabes; cuenta conmigo.
ELIAS.-No, don José, mi trabajo no es de tanto criterio.
DON JOSE.-Entonces; ¿en qué trabajas?
ELIAS.-(Voz baja) Mire, don José; no se espante... .. Soy ratero.
DON JOSE.--¡Ratero!
ELIAS.-¡Shh! Baje la voz, don José. No lo vay a oír...
DON JOSE. Entonces, ¿tú fuiste el que robó taller?
ELIAS.-Claro que sí, yo fui; primero yo no quería por usted, porque sabía que lo correrían; pero después pensé en la miseria que le paga ese tacaño don Julio, y pensé en ayudarlo.
DON JOSE.-Pues, no me ayudaste, pero sí fregaste.
ELIAS.-No, don José. Mire, aquí está este dinero, se lo traigo a usted, es suyo. Además, le ofrezco trabajo.
DON JOSE.-¡Cómo que's mío!
ELIAS.-Sí, es suyo; usted me ayudó con su dormidita.
DON JOSÉ.-¡No, yo no quiero nada!
ELIAS.--Es su primera paga, don José. ¡Andele, don José! Entrele, y verá que le va suave.
DON JOSÉ.-No, Elías. ¡Yo soy pobre, pero honrado! Ya encontraré trabajo. Tarde o temprano, lo encontraré.
ELIAS.-A su edad está medio difícil. ¿O no? Además, mientras lo encuentra, ¿qué van a comer usted y su señora y sus niños?
DON JOSE.-Ya veremos.
ELIAS.-Agarre la feria, don José ...(pone el dinero sobre la mesa) Es suya, agárrela.
DON JOSE.-No, Elías. Nunca trabajaré en eso... (Entra Fidencio, cojeando, y algo mojado) Ahí viene mi amigo, Elías; es mejor que te vayas.
ELIAS.-Bueno, don José. Si acepta, ya sabe dónde encontrarme. Nos vemos. (Sale Elías)
DON JOSE.-(Don José duda un poco y toma el dinero de la mesa) No, Elías. Yo nunca trabajaré en eso. (Llega Fidencio)
EIDENCIO.-Ya vine, José... (Toma asiento) Me tardé porque estaba lleno el baño; luego, cuando estaba esperando, que me resbalo y que me doy un guamazo que... ¡Ay, manito! ¡Para qué te cuento! Me dolió todo... Bueno, José, ¿y quién era ése con el que estabas?
DON JOSE.-Es un amigo… con el que voy a trabajar.

TELON

1 comentario:

  1. PRI -neoliberalismo, desarrollo capitalista. Involución deshumanizante. México, carencia de libertad. Exceso demográfico que amplifica la apertura de déficits gubernametales, de servicios.
    son las 2 de la mañana en México –2011– y tengo hambre porque mi mamá no tiene trabajo y no hay nada en el refri

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